LA CRISIS ENERGÉTICA EN EUROPA E IMPULSO A ENERGÍAS VERDES

En esta oportunidad contamos con la participación del Ing. Edgar Torres, integrante de la Comunidad migraCOOP.

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Una de las realidades actuales es la crisis energética que a nivel de Europa está transformando el nuevo orden energético mundial. Si bien, la dependencia de los países europeos de Rusia no había sido notorio, el líder autocrático Vladimir Putin lo ha puesto en evidencia en el panorama actual.

Para contextualizar, la mayoría de los países europeos tienen atado el valor de la electricidad al precio del gas natural como fuente de energía, ya que las mayorías de las termo eléctricas que funcionan en los países de la Unión son centrales a gas, qué sumado a la sequía europea que disminuye la producción de las hidroeléctricas y a la baja producción de otras fuentes de energía como la producción solar fotovoltaica, la termo solar y la eólica, hacen que la dependencia sobre la producción de gas sea muy alta.

Es allí donde Rusia toma el nivel protagónico, pues es uno de los mayores proveedores de gas natural en toda la región europea. Luego de estallar la guerra con Ucrania, Vladimir Putin comenzó a recibir diferentes tipos de bloqueo comercial con el fin de presionar la terminación de dicha guerra. Sin embargo, a través de la empresa rusa Gazprom, principal distribuidor de gas para Europa, se cerró el suministro de gas por medio del gasoducto Nord Stream 2, lo que ha llevado a una escasez y aumento en el costo de producción de la electricidad para los países europeos. Éste que usualmente sería un problema geopolítico, ha puesto en evidencia que la dependencia energética sobre el gas de Rusia le hace perder competitividad, capacidad y fallas de infraestructura energética a toda la región.

Lo anterior se refleja en un aumento en los precios de energía superior al 97, 92% entre mayo de 2021 y mayo de 2022 cómo promedio europeo con €562 por megavatio hora producido, encontrando países como Alemania y el Reino Unido con precios por megavatio-hora superiores a €1000 y Francia con precios de más de €2000 por megavatio-hora.

Por ello, las consecuencias financieras realmente están recayendo sobre el ciudadano común de los países afectados. Como medidas contingentes, ya se han empezado a adoptar políticas de subvención y apoyo de algunos gobiernos, de acuerdo con sus posibilidades, pero no se ha podido mitigar el impacto económico hasta la fecha.

El escenario que más preocupa es que Rusia ya está planteando el cierre del gasoducto Nord Stream 1, lo cual pondrá en serios aprietos a los países de la unión en el invierno que comienza, pues la demanda de energía y el consumo de los hogares aumenta exponencialmente en esta estación del año. Esto quiere decir, que se avecina un periodo de crisis energética con tendencia a elevar aún más los costos de la energía eléctrica, y muy probablemente a racionamientos en los servicios de energía eléctrica y gas, lo que acelerará una recesión económica en toda Europa, tal como lo prevén la OCDE y el Banco Mundial.

Esta emergencia energética, sumada a la emergencia climática que ha derivado en cambios extremos en temporadas de verano e invierno, está generando una crisis que podría llevar a la disminución de la producción del sector industrial e incluso al cierre de muchas empresas con consecuencias en aumento del desempleo, crecimiento de la inflación y de los costos de todos los alimentos y productos de consumo de los hogares europeos, la caída del Producto Interno Bruto — PIB en toda la región, la escasez y las afectaciones en la salud pública ante  un invierno severo que se aproxima.

El único escenario positivo que se vislumbra, es que los gobiernos han ido dando mayor importancia para impulsar las energías verdes, que si bien en un principio podrían representar altas inversiones, disminuiría la dependencia de productores de gas y petróleo en sus países, aportando además a disminuir el impacto medioambiental que ha derivado en el cambio climático, la lluvia ácida y la disminución de los terrenos productivos en Europa.

Para atender esta crisis energética que está impulsado el inicio de la recesión en Europa, los Ministros de Energía de todos los países han estado trabajando en generar políticas y acciones para minimizar el impacto y disminuir el riesgo de apagones, especialmente en el sector industrial, en el consumo de los hogares europeos y en el comercio.  Almacenamiento de gas con capacidades superiores al 80%, limitación en las temperaturas de los calefactores eléctricos y a gas, generación de incentivos para la implementación de energías limpias como la fotovoltaica, búsqueda de alternativas de combustibles para centrales eléctricas como el GLP, cambio gradual de proveedores de gas y generación de políticas que disminuyen los costos de su transporte para países centroeuropeos sin salida al mar, son algunas de las medidas que ya se adoptan, acompañados de la subvención parcial a los precios de la energía eléctrica que ya asumen varios países.

ENERGÍAS VERDES - OPORTUNIDAD PARA LA ENERGIA FOTOVOLTAICA

Si bien, hace pocas décadas el planeta entró a tomar conciencia del cambio climático que afecta a todas las regiones del mundo, sólo pocos países han iniciado la implementación de la producción de electricidad a través de energías limpias. La gran limitación que ha existido ha sido la alta inversión que se debe efectuar sobre la infraestructura, que al igual que la baja producción actual frente a la demanda, conlleve a pensar que no es una inversión rentable para muchos países.

Sin embargo, la realidad presentada en el presente documento sobre la crisis energética especialmente en los países de Europa, ha abierto las puertas para la exploración e implementación de energías verdes en los países de la región.

Y es aquí donde toma relevancia la energía solar fotovoltaica, pues poco a poco se ha convertido en una inversión más asequible y al alcance de comunidades, especialmente de aquellas que se encuentran apartadas o con falencias de interconexión eléctrica.

Quizás el impacto positivo más importante de la energía solar y la eólica, es que su producción disminuye el impacto de la huella de carbono, baja los niveles de contaminación y los de lluvia ácida que afectan la flora y fauna de los ecosistemas, y reduce la emisión de gases efecto invernadero como el CO2 que aceleran el calentamiento global.

El uso de estas alternativas son tomadas como formas de mitigar y aprovechar sosteniblemente la utilización de la radiación solar y la potencia del viento para ser transformada en energía.

Aunque implementar estas Fuentes No Convencionales de Energía – FNCE pueden afectar durante la etapa de construcción y desmantelamiento a las áreas de influencia y los ecosistemas donde se implementarán, su impacto es muchísimo menor a los generados por sistemas de generación de energía tradicionales, y su etapa de producción energética es prácticamente limpia. Por ello, se debe hacer una evaluación previa de los componentes bióticos (flora y fauna), abióticos (aire, agua, suelo, paisaje, clima) y socioeconómicos (sociales, culturales y economía local), para prevenir y minimizar los impactos de influencia directa o indirecta de esta clase de proyectos.

Es por ello que merece mucho la pena implementar este tipo de energías fotovoltaicas, tal como lo están haciendo las Comunidades Energéticas Locales – CEL, qué a través de cooperativas y sistemas de economía social han logrado llegar a los territorios con esta fuente natural de energía, disminuyendo los costos en el consumo, apoyando a la producción local, minimizando la dependencia de las fuentes de energía tradicional y contaminantes, mejora medioambiental y disminución de impactos sobre los ecosistemas.

Los invitamos a considerar para sus territorios la implementación de CEL a través de sistemas asociativos y cooperativos, para ser parte de la solución en la crisis energética que impactará altamente a España y Europa.